Los Microvillanos

Mycobacterium leprae

Nombre científico: Mycobacterium leprae

Nombre común: Bacilo de Hansen

Enfermedad: Lepra

Tipo: Bacteria ácido-alcohol resistente

Características principales: Es una bacteria aeróbica normalmente con forma de bacilo que oscilan entre 1-8 μm de longitud y 0,2-0,5 μm de diámetro. Se trata de un patógeno intracelular obligado (necesita el huésped para poder duplicarse). Su pared bacteriana contiene unos lípidos características de este género bacteriano: los ácidos micólicos. Estos lípidos hacen que la pared sea muy densa y le confiere unas propiedades únicas, por ejemplo, al ser una pared gruesa es difícil que penetren algunos fármacos. En el laboratorio su crecimiento óptimo es a 33ºC y en un pH entre 5.1 – 5.6. En microscopio óptico se ve que forman agregados redondos o en grupos de bacilos cercanos. A causa de su pared bacteriana no es posible clasificarla con la tinción de Gram (por eso se llaman ácido-alcohol resistente) pero sí que se puede teñir con la tinción de Ziehl-Neelsen.

Se considera que es la bacteria con el período de duplicado más largo que se conoce: tarda 14 días de media en duplicarse ya que la toma de nutrientes está restringida por los poros de la pared. Otro motivo de que su metabolismo sea tan lento es que analizando su genoma, parece ser que ha perdido una gran cantidad de genes funcionales (caso extremo de evolución reductiva) perdiendo en el camino rutas metabólicas. Este microorganismo depende de los nutrientes y metabolitos de la célula hospedadora, por eso es un patógeno obligado.

Imagen microscópica de muestra (Tinción hematoxilina-eosina) con M. leprae (Bacilos rojos/rosas). Fuente: Department of Pathology, Calicut Medical College

Localización habitual: La mayoría de bacterias del género Mycobacteria se encuentran en el suelo, agua y aire. Se cree que M. leprae se encuentra en el suelo pero no se ha conseguido cultivar de este tipo de muestras, sí que se ha obtenido ADN de esta bacteria en muestras de suelo en áreas con brotes de lepra. Además parece que algunos armadillos también se pueden infectar de este microorganismo y transmitir a humanos

Este microorganismo es específico a la hora de infectar a huéspedes. Su temperatura de crecimiento óptimo (33ºC) está por debajo de la temperatura de la mayoría de mamíferos. Es por eso que hay pocos portadores de M. leprae. Por este motivo en humanos se encuentra principalmente en los nervios periféricos: las manos y los pies tienden a estar a una temperatura más baja que la corporal proporcionando un ambiente mejor para esta micobacteria.

A nivel mundial, M. leprae es común en los climas templados, tropicales y subtropicales. Actualmente, más del 90% de los casos son endémicos en 14 países. Los países con más casos son la India, Brasil e Indonesia.

Imagen de los casos de lepra en el mundo el 2019. Fuente: WHO

Patogénesis: Mycobacterium leprae es el responsable de la enfermedad llamada lepra. Los primeros casos documentados que existen son del año 600 A.C.

Este microorganismo infecta principalmente células mucosas (en la boca garganta y pulmones), células nerviosas periféricas y de la piel. A un nivel más técnico, este microorganismo aprovecha la acción fagocítica de células fagocitarias (como los histiocitos de la piel y las células de Schwann de los nervios) para penetrar dentro de la célula y poder multiplicarse lentamente. El tiempo de incubación puede ir de 9 meses a 20 años.

En la lepra tuberculoide (ver los síntomas), la bacteria de dentro de las células se va a ir duplicando, causando que se generen linfocitos T-helper (nombre en inglés) y células gigantes. Este agregado de células va a causar las protuberancias típicas de la lepra (parches elevados con los bordes rojos). Estos parches son pálidos y sin pelo y con el centro seco, acompañados de una pérdida de sensibilidad en la piel. Esta pérdida de sensibilidad se debe a la infección de los nervios sensoriales periféricos.

En la lepra lepromatosa (ver los síntomas), M. leprae prolifera en los macrófagos del sitio de entrada y también se suelen concentrar en los tejidos epiteliales de la cara y los lóbulos de las orejas. En esta forma de lepra se induce la proliferación de linfocitos T reguladores pero no se forman células gigantes. Esta proliferación de estos linfocitos causa que el sistema inmune se deteriore causando que se multipliquen las bacterias de dentro los macrófagos. Esto va a causar una destrucción gradual de nervios cutáneos que va a derivar a la conocida como “cara de león clásica”. Si M. leprae penetra más dentro del cuerpo va a causar daños severos en el cuerpo como la pérdida de huesos o dedos de las manos o los pies.

La transmisión se da al estar en contacto con individuos infectados o en contacto indirecto (persona infectada –> ambiente contaminado -> persona no infectada). En 1975 se reportó casos de transmisión animal (armadillo) a humano de M. leprae en Estados Unidos, y también en Brasil más recientemente, pero parece ser que eso no es habitual.

Imagen armadillo de nueve bandas. Fuente: Wikimedia Commons

Prevención: El riesgo de infectarse de M. leprae es muy bajo. Uno de los motivos es porque la transmisión principal es a partir de gotas de secreciones de personas infectadas, por lo que si no estas en una zona endémica de este microorganismo casi o hay riesgo de infectarse. Aún así la mejor prevención es un diagnóstico y tratamiento precoz de las personas infectadas y hacer un seguimiento de las personas que han estado en contacto con ellas. Una de las cosas “buenas” (con muchas comillas) es que se trata de una enfermedad poco contagiosa ya que muchas de las exposiciones a esta micobacteria no desencadenan en enfermedad.

Síntomas: La mayoría de las personas que han estado en contacto con la bacteria no desarrollan la enfermedad. Eso se debe a que el propio sistema inmune ha sido capaz de combatir el microorganismo.

Como se ha repetido varias veces, este microorganismo se multiplica muy lentamente, por lo que los síntomas también pueden tardar en aparecer (Aproximadamente aparecen a los 3 – 5 años de la infección).

Los síntomas típicos son úlceras cutáneas, protuberancias que no desaparecen (Con los bordes enrojecidos), daño en los nervios que puede derivar en insensibilidad y debilidad muscular que empeora con el tiempo. Existen dos manifestaciones de la lepra, la tuberculoide y la lepromatosa.

Hombre de 24 años con lepra. Fuente Wikimedia Commons

La lepra tuberculoide es la manifestación inicial de la enfermedad. Se producen manchas hiperestésicas (sensibles, con sensación continua de hormigueo) que van a derivar a anestésicas (con insensibilidad). La afección nerviosa puede causar atrofia muscular, especialmente en los músculos de las manos y pies. Los traumatismos en estas zonas, especialmente las quemaduras, pueden dar lugar a infecciones secundarias y úlceras e incluso pérdida de falanges. Esta manifestación se da en pacientes que han hecho una reacción inmunitaria celular fuerte pero baja a nivel humoral. Los tejidos infectados presentan muchos linfocitos y granulomas, pero pocas bacterias.

La lepra lepromatosa es una manifestación grave de la enfermedad. Empieza desarrollándose pápulas en el sitio de entrada marcadas por un pliegue de la piel. Se originan grandes nódulos (protuberancias e hinchazones) en la piel llamados lepromas. La localización más frecuente es en la cara (Cara de león clásica), las orejas, muñecas, codos, nalgas y rodillas. La progresión de las lesiones causa grandes deformidades i destrucción de tejidos, como el cartílago nasal y orejas. Como se ha comentado en el apartado Patogenia, si la bacteria penetra muy profundo, puede causar pérdida de dedos de las manos y los pies También hay afectación de los nervios periféricos con pérdidas sensoriales.

Diagnóstico: El diagnóstico clínico es la mejor forma de identificación como en casi todas las enfermedades infecciosas. Los dos signos característicos para su diagnóstico son:

  • Manchas hipopigmentadas o rojas con pérdida de sensibilidad
  • Nervios periféricos engrosados

También se hace un frotis de piel o biopsia de una lesión de piel, se encuentran micobacterias al observarlas en microscopio. Existe la prueba cutánea de la lepromina que se usa para diferenciar las dos formas de la lepra pero no se usa para diagnostico per se.

Tratamiento y Resistencias: Mycobacterium leprae es sensible a las dapsonas, que además resulta que es el primer tratamiento que se descubrió para la lepra e la década de 1940. Actualmente la monoterapia con dapsona está contraindicada para evitar resistencias. El tratamiento recomendado por la OMS es un tratamiento que incluye dapsona, rifampicina y clofazimina durante 5 a 12 meses. En los pacientes que reciben este tratamiento, una gran proporción de los bacilos mueren en un corto período de tiempo, pero sin una mejora immediata de los síntomas. Esto sugiere que muchos síntomas de la lepra no se deben a la actuación directa de estos microorganismos sino a la reacción del sistema inmune.

Un apunte importante es que el tratamiento no revierte el daño en los nervios, por eso se recomienda empezar el tratamiento lo antes posible.

Molécula de dapsona

Vacunas: No existe una vacuna comercial disponible para prevenir la lepra. Aún así existen estudios que dicen que la vacuna de Bacillus Calmette-Guérin (BCG), que tiene como función la prevención de la tuberculosis, confiere protección variable a la lepra.

Curiosidades: M. leprae fue descubierto en 1873 por el medico noruego Gerhard Armauer Hansen (de aquí que se llame bacilo de Hansen). Además, fue la primera bacteria patógena descubierta en tejidos infectados.

Estudios de comparación genética entre M. leprae encontrados en esqueletos medievales y M. leprae actual, se ha visto que casi no ha habido cambios en su genoma. Con esto se puede deducir que la desaparición de la lepra en Europa no se debe al propio microorganismo, sino a factores externos (cambios en la inmunidad de la gente, mejoras de higiene a nivel social, etc…).

Como el crecimiento de este microorganismo es muy lento, en investigación se han usado ratones (infectando patas) y mas recientemente armadillos que se ha visto que también son hospedadores habituales.

Gerhard Henrik Armauer Hansen. Fuente: Wikimedia Commons

2 respuestas a “Mycobacterium leprae

  1. Recientemente finalicé mi curso de microbiología en la universidad y algo en lo que se hizo mucho énfasis es la velocidad con la que las bacterias suelen reproducirse y me sorprende mucho saber que hay una excepción tan notoria ante esta característica de las células procariotas. Además, me impresiona saber que México es uno de los países con mayores casos de lepra en el mundo. Muy buena información. Gracias por compartirla.

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    1. Hola VIR,

      Perdón por tardar tanto en contestar. Hay estudios sobre casos de infección en embarazadas; el riesgo es el mismo que de una persona sana aunque puede derivar en complicaciones en el feto. En este estudio (https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/11952223/) se comenta que hay algo de riesgo en que haya un aborto espontáneo o infección a la hora del parto. Esto se puede evitar con un buen seguimiento médico y seguir sus recomendaciones. En el momento de la publicación del post, azitromicina es el tratamiento típico para C. jejuni.

      Saludos!

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